lunes, 18 de marzo de 2013

Entre sueños intentó resistirse a ese áspero despertar. El reloj sonaba trágico y una gotera resonaba inquietando aquel lugar. Entre pasos sigilosos, abandonó la habitación. Pero el aroma instalado en su hombro le recordaba que había alguien más. La cortina durmiendo en el suelo y una gran mancha de vino dibujada en el sofá. Las llaves sonreían perversas y en una baldosa oscura se intentaba ocultar. Las paredes aturdidas pedían ya no estar. Su cuerpo vacilaba sobre la silla y sus pupilas dilatadas haciendo frente a la oscuridad. Empacó sus momentos más felices y regreso al cuarto a observarla por última vez. Como una planta de adelfa se veía y apreciando su belleza mientras dormía juro no volverla a tocar

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