domingo, 24 de marzo de 2013

Atrapado en la luna

La luna me mira, me cuenta su historia repetida por cientos de poetas. Siempre la misma treta para embrujarme y dejarme encerrado en cualquiera de sus cráteres. Me muestra atrevida ese baile constante, de giro tras giro sobre la tierra. La que desde aquí se observa como una gran masa de circunferencia imperfecta, azul y blanquecina, para dejarme asombrado de su gran belleza. Y sigo aquí atrapado, inmerso en su pálido reflejo, en su silencio perpetuo esperando respuesta para saber qué quiere esta luna de mi. Me entretengo contando los millones de estrellas que la rodean. Contemplo sus formas, las mismas que en la tierra se observan en las noches despejadas y que incluso sirven de guía a los navegantes que cruzan los océanos, los mares, gigantescos en la tierra e indivisibles aquí. Solo en ese entretenimiento me encuentro con una estrella que poco a poco su brillo va apagando queriéndose consumir. En ese momento me responde la luna, descifra su enigma de por qué me tiene aquí. “No es tu cuerpo lo que traje a mi esfera, sino tu alma, la única capaz de devolver a esa estrella su brillo y su sola presencia llegue a evitar que se consuma…….”

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